La exclusividad y la primicia son conceptos habituales en las negociaciones de estos países con los players tradicionales del deporte. Son cifras que doblan las de los circuitos históricos europeos, como el de Montmeló. Que las jugadoras sepan qué es lo que cada sindicato puede ofrecerles y tengan tiempo para decidir a cuál afiliarse y por cuál votar. No es casualidad que estas cuatro citas están entre las que más pagan por su presencia: Arabia Saudí abona un pago anual de 55 millones de dólares, la misma cifra que pagará la próxima década Qatar para tener hueco asegurado en el calendario, chándal del parís saint germain y poco más de los 45 millones de dólares de Baréin y los 40 millones de dólares de Abu Dabi.